INSTITUTO ARJUNA

martes, 3 de mayo de 2011

REFLEJO DE LA IDIOSINCRACIA ESPAÑOLA

REFLEJO DE LA IDIOSINCRACIA ESPAÑOLA:

A veces me siento tan reflejada en esta poesía!!!!!. Otras tantas comparto los pensamientos del hermano de Manuel, Antonio, cuando me dice -"Caminante no hay camino, se hace el camino al andar......". Los españoles somos contradictorios pero lúcidos, nos damos cuenta de nuestras dificultades y de nuestros procesos de creación. Excelentes exponentes de esta situación son los hermanos Machado. ¿Habrá sido casualidad que Manuel eligió por nombre en esta poesía Adelfos?. Adelfa es una flor muy bonita pero venenosa, altamente peligrosa, como toda la gente "aristocrática" que apoyó a Franco, que con sus elegantes vestimentas y sus joyas escondían su fracasada y vacía vida.
En cambio Antonio, representa el Alma Libertaria del pueblo español haciendo caminos sobre la mar. Solo así se pueden captar los mundos sutíles ingrávidos y gentiles como pompas de jabón.


ADELFOS

Autor: Manuel Machado

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
-s
oy de la raza mora, vieja amiga del sol-,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el ama de nardo del
árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en
que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
D
e cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.

En mi alma,
hermana de la tarde, no hay contornos...
y la rosa simbólica de mi
única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma
, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben!

¡Que todo como un aura se venga para mí!
Que las olas me traigan y
las olas me lleven
y que jamás me obliguen el camino a elegir.

¡Ambición!, no la tengo.
¡Amor!, no lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve...
Ya lo he perdido
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan elegancia y blasón...
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme
lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando u
n beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!






Caminante no hay camino


Antonio Machado

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”

Golpe a golpe, verso a verso…

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”

Golpe a golpe, verso a verso…

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”

Golpe a golpe, verso a verso.


lunes, 2 de mayo de 2011

NO REGALO RELOJES, CORTAZAR ME COMPRENDE

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.